jueves, 2 de junio de 2011

Ni quiero serlo.


Lo intenté, de verdad que lo intenté, pero nunca fui un líder, ni si quiera uno más de la multitud, tan solo un rezagado, un perdedor, al que tan solo le queda mirar al rededor y ver a esa gran masa de personas, algunas enfermas, otras estresadas, muchas tristes e impotentes al ver que su vida no es como les gustaría que fuese. Por suerte nos queda el conformismo, y ciertamente lo importante no está tanto en lo que no puedes hacer como en lo que sí. Puede que el truco esté en no soñar alto y centrarte en lo que puedes conseguir.

No existe un manual de como vivir porque todo el mundo encuentra un modo particular, una manera personal de hacer las cosas para así estar cómodo, solo hay que encontrarla, acomodarte un hueco en el sillón de la vida y pulsar la tecla correcta en el momento adecuado. No creo en un dios, no creo en el mas a allá, pero intento hacer las cosas bien, siguiendo mis ideales y puede que algún día me valla con una sonrisa en la cara, aun sin haber sido un líder.